sábado, 22 de agosto de 2015

La gaviota ladrona, la magia de Diego Tristán y el vuelo de Catanha

'Relatos sobre el derbi Celta-Dépor' reúne recuerdos personales y históricos, e historias de ficción, de periodistas de ambos equipos  

Diego Tristán y Catanha. Foto de Catanha: El Faro de Vigo. 

Pablo tenía más ideas por minuto que altura y era tan torbellino que parecía soñar con ser velocista en los Juegos Olímpicos. Aunque aquel día, en la playa de Samil (Vigo), Pablo estaba  ensimismado viendo cómo la pelota botaba en su pala. Pam. Pam. Pam.

Igual de tranquila apareció una gaviota y... ¡zas! Capturó la pelota en el aire, se alejó y la tiró en medio del Atlántico.

—¿Cómo te sentiste, Pablo? —le pregunto. 
—No sé. Era muy pequeño, así que no descarto que me echara a llorar —explica. No me olvido cómo se echó a volar y soltó mi pelota. ¡Mi pelota! Y justo después la gaviota me miró con ojos desafiantes. 

Nos reímos. Todavía lo hacemos más cuando le recuerdo la discusión que tuvimos en la aldea de nuestras madres, en Val do Mao (O Incio, Lugo). El tercer participante fue Paco, primo lejano de ambos. 

—Catanha es mejor que Diego Tristán. Mucho más —sostenía Pablo, enfadado y con los ojos medio cerrados. Quién le iba a decir que acabaría defendiendo a una gaviota, por más que fuese una humana: La Gaviota Catanha. 
—¿Pero has visto qué goles mete Diego Tristán? ¿Y su vaselina al Barça B jugando con el Mallorca B? Tiene una clase que Catanha no tiene... —le dije. 
—Diego Tristán dispone de muchos más recursos... —intervino Paco. 

Pablo recuerda ahora lo que insistió aquella tarde de agosto de 2000: “El Dépor quería a Catanha y éste prefirió irse al Celta, eh. Diego Tristán era la segunda o tercera opción para Lendoiro [puede que dijera el Coruña]”. 15 años después, reconoce que Catanha era más limitado: “Metió tantos goles en sus dos primeras temporadas con el Celta porque Gustavo López le ponía unos centros... Catanha sólo tenía que poner la cabeza. Luego apenas metió goles... Era muy normalito, pero jugó en la selección. Además, llegó a Vigo tras debutar en Primera con el Málaga y ser uno de los mejores goleadores [anotó 24 tantos, los mismos que  Hasselbaink y tres menos que Salva Ballesta]”.    

La historia de la gaviota ladrona y la discusión entre primos sobre Diego Tristán y Catanha viene a cuento para hablar de Relatos sobre el derbi Celta-Dépor, una obra benéfica destinada a la Fundación Andrea, que apoya a los niños con enfermedades de larga duración, crónicas y terminales. 

Hace tres años se presentó la primera y, de momento, única edición de una iniciativa singular, en la que participaron periodistas y fotógrafos deportivos celestes y blanquiazules. Entre los grandes impulsores, Juan Luis Cudeiro, de El País, que tuvo el detalle de conseguirme el libro el verano pasado, cuando ya no estaba a la venta. El proyecto fue un éxito y recaudó 13.790 euros para la causa.  

Con mis ojos de radio, un poema de Pepe Domingo Castaño, pita el inicio de este derbi literario con relatos en gallego y castellano. Una mina para los nostálgicos, pero también para los que no vivieron esos momentos: un Giovanella abatido tras lesionar a Manuel Pablo; cómo se vive el partido en las categorías inferiores; la primera experiencia profesional o vital en el primer derbi; el reto de un defensa de ficción (Yago Yao Alonso-Fueyo) de parar a Djalminha; las chispas entre Mostovoi y el propio Djalminha; un genial homenaje al goleador Papadopoulos; las camisetas malditas de unos y otros; una promoción de permanencia en Primera que jugaron ambos equipos; recuerdos de la infancia y visiones del futuro; el paraguas de la vergüenza; la naturalidad de Vlado Gudelj; los piques familiares...  

Varios autores de los Relatos sobre el derbi Celta-Dépor aseguran tener envidia sana de la rivalidad entre el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad. De la estampa de aficionados mezclados tanto en San Mamés como en Anoeta. Un ambiente que no se respira (puede que no haya ni oxígeno) en los partidos entre el Celta y el Dépor. 

El Vigo y el Coruña, y los portugueses y los turcos... Unos y otros se cambian los nombres y las nacionalidades. Hay jugadores que se mofan de las desgracias del rival y le desean lo peor. No faltan los aficionados de uno y otro equipo que viven para ver gozar a su equipo y caer a la división más remota al enemigo. ¿Enemigo? Un derbi debería ser un privilegio y una fiesta, y no una excusa para volver a los tiempos del taparrabos, el fuego hecho con piedras y la vida en las cuevas. Ganar el derbi es un plus, ¿no? Pues qué mayor satisfacción que aspirar a hacerlo cada año entre los mejores. Que el Celta y el Dépor estén muchos años en Primera. Cuando se publicó el libro jugaban en Segunda.  

Título: Relatos sobre el derbi Celta-Dépor. Autores: varios. Editorial: GaliNova. Páginas: 169. Valoración: 4 sobre 5. 

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